Celebración de la Jornada Mundial del Domund 2025 en Navarra
El domingo 19 de octubre, a las doce del mediodía, se celebró en la parroquia de Santa Engracia de Sarriguren la misa oficial de la Jornada Mundial del Domund 2025, organizada por las Obras Misionales Pontificias (OMP). La eucaristía fue presidida por el arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, don Florencio Roselló, y contó con la animación del delegado de Misiones y director de las OMP en Navarra, don Óscar Azcona Muneta.
La jornada comenzó con diversas actividades de animación dirigidas a niños, jóvenes y familias. A través de materiales catequéticos y dinámicas preparadas para la ocasión, se presentó la labor que los misioneros desarrollan en todo el mundo. Varias religiosas compartieron además su testimonio personal, relatando cómo viven su vocación misionera y cómo experimentan el amor de Dios en su labor cotidiana.
Al comienzo de la celebración eucarística, los niños participaron en una vistosa procesión de entrada en la que representaron a los cinco continentes, vestidos con trajes típicos de cada región. Este gesto simbólico quiso recordar que la misión de la Iglesia abarca todos los pueblos y culturas del planeta.
Durante la homilía, el señor arzobispo dialogó con los más pequeños, invitándolos a expresar con sus propias palabras qué entendían por misión, por Domund y qué significa ser misionero. Las respuestas de los niños emocionaron a todos los presentes. Entre todos explicaron que “el Domund es como una carrera que hace Dios por todos los continentes para sembrar su amor a través de los misioneros, que transmiten la fe y ayudan a los más necesitados”. Esta sencilla pero profunda definición reflejó el espíritu de la jornada y la importancia de mantener viva la conciencia misionera en toda la comunidad cristiana.
En el momento de las ofrendas, además del pan y el vino, se presentaron las tradicionales huchas del Domund, símbolo de la colaboración económica que los fieles ofrecen para sostener la acción misionera. Con este gesto se quiso subrayar que la ayuda material es también una forma concreta de participar en la misión de la Iglesia. Gracias a estas aportaciones, los misioneros pueden llevar a cabo numerosos proyectos educativos, sanitarios y sociales, además de su tarea principal de evangelización y testimonio cristiano.
La misa se desarrolló en un ambiente de alegría, esperanza y comunión. Los cantos, las oraciones y los signos litúrgicos reflejaron el entusiasmo de una comunidad viva, llena de fe y comprometida con la misión universal de la Iglesia. Fue especialmente emotivo ver la participación de tantos niños y jóvenes, acompañados por sus padres, catequistas y miembros de la parroquia, que hicieron de esta celebración un verdadero encuentro familiar en torno al Evangelio.
Al finalizar la eucaristía, el delegado de Misiones agradeció al párroco de la comunidad de Santa Engracia la excelente acogida y la generosa colaboración en la preparación de la jornada. Destacó el trabajo del equipo parroquial, que puso a disposición todos los medios y espacios necesarios para las actividades de animación, así como el cariño y la cercanía con que se vivió cada momento.
La Jornada Mundial del Domund recuerda cada año que la misión no es tarea de unos pocos, sino compromiso de todos los bautizados. Como bien expresó el arzobispo Roselló, “la Iglesia es una gran familia, donde cada uno aporta lo que tiene y lo que es para que el Evangelio llegue a todos los rincones del mundo”. En Navarra, esta celebración fue un testimonio vivo de fe, de unidad y de esperanza, un signo de que la llama misionera sigue encendida en el corazón de nuestras comunidades.
Con esta jornada, la Delegación de Misiones de Navarra quiso también renovar su invitación a seguir colaborando, tanto espiritual como materialmente, con la labor que realizan miles de misioneros y misioneras en los lugares más necesitados. Ellos son el rostro visible de una Iglesia que sale al encuentro, que acompaña y que siembra amor allí donde hay sufrimiento y pobreza.
El Domund 2025, bajo el lema “Misioneros de esperanza entre los pueblos”, nos recuerda que todos podemos ser misioneros desde nuestro propio entorno: en la familia, en el trabajo, en la escuela o en la parroquia. Cada gesto de solidaridad, cada palabra de aliento y cada oración forman parte de esa gran misión que Jesús encomendó a sus discípulos: “Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio a toda criatura” (Mc 16,15).
Así concluyó una jornada festiva y profundamente espiritual, que llenó de alegría y compromiso los corazones de quienes participaron. La Iglesia navarra, unida en torno al Domund, renovó su compromiso de ser signo de esperanza y testimonio del amor de Dios para todos los pueblos.
Momentos de la celebración







